LAS COMPAÑÍAS MINERAS
La explotación organizada y sistemática llegó a finales del siglo XIX. Compañías de capital ingles tales como la Orconera Iron Ore Company Ltd se interesaron por la zona. Pero fue La Compañía Minera de Mutiloa S.A la que entre 1894 y 1897, se hizo con las concesiones mineras que hasta entonces habían estado en manos de particulares locales. Nuestra Señora de los Dolores, San Andrés, San Francisco, San Martín, Ollargain, San José, San Francisco de Paula, Rosario, Primavera y Rechipin son los nombres de algunas de estas minas.
La compañía levantó las infraestructuras necesarias para responder a las exigencias del nuevo sistema de producción. Así se entiende la construcción de planos inclinados, lavaderos de mineral y balsas de decantación que junto con la escuela, las cantinas y la oficina ocuparon y alteraron de manera sustancial las laderas del barrio Ergoena. Fue también esta compañía la que construyó el ferrocarril minero Mutiloa / Ormaiztegi,
que supuso la solución definitiva al transporte de mineral no solo de Mutiloa sino también del Coto de Aizpea en Zerain. En esta época el mineral de Mutiloa abastecía las grandes fundiciones inglesas y francesas como Les Forges del Adour de Boucou en Baiona.
En 1927 la compañía envío la última carga de mineral. En los años 30, la Compañía Minera Aralar S.A. de capital alemán se interesó de manera puntual por la zona minera del Goierri. Más tarde, en los años 50, la emblemática empresa de Legazpi, Patricio Echeverría S.A extrajo el mineral de hierro suficiente como para abastecer sus recién construidos hornos esponja.
LA ÚLTIMA ETAPA
En los años 70 del siglo XX, la Compañía canadiense Exminesa reactivó la explotación minera en Mutiloa. Se orientó al beneficio del plomo en la mina Troya cuya entrada principal se situaba junto al caserío Orue. Todavía son visibles en el paisaje las estructuras de entrada a la mina hoy clausurada y las oficinas anexas que responden a técnicas constructivas contemporáneas a base de materiales prefabricados que contrastan con las construcciones tradicionales del entorno. Son también impactantes las estructuras del lavadero de flotación y la gran balsa de decantación de residuos ya hacia Gabiria.
La compañía minera incorporó la última tecnología del momento por lo que el impacto en el territorio y en el paisaje fue mucho mayor como lo demuestra el cambio en el curso de los acuíferos y la contaminación del río Estanda en Ormaiztegi.
La inestabilidad del terreno provocó en 1993 un derrumbe en el interior de la mina que obligó a su clausura definitiva. Todavía hoy se reconoce parte de las impactantes estructuras que se generaron en esta etapa que conviven con una naturaleza envolvente.